viernes, 26 de julio de 2013

Recordando a las víctimas del tren descarrilado en Santiago de Compostela



Dios comparte nuestro sufrimiento

En la tierra existe la violencia física:
la guerra, la tortura, los asesinatos...
Hay también otro tipo de violencias
más sutiles que se disimulan:
la desconfianza, la sospecha, la humillación,
la promesa falsa...
Hay numerosos niños y también jóvenes
que sufren por sus rupturas afectivas y por abandonos humanos.
Algunos de ellos se preguntan si sus vidas tienen sentido.
Ante estas violencias físicas o morales
dentro de la familia humana, cabe preguntarse:
Si Dios es amor, ¿de dónde viene el mal?
Nadie puede explicar el porqué del mal.

El filósofo Paul Ricoeur escribe:
«No puedo dar una respuesta a los que dicen:
Hay demasiado mal en el mundo
para que yo pueda creer en Dios».
El único poder de Dios es el amor desarmado
Dios no quiere que suframos.
De ser Dios-Todopoderoso se hace Dios-Amor
El poder de Dios consiste en amarnos
y decirnos palabras de aliento
cuando estamos ahogados en el sufrimiento.
Nuestra dificultad está en saberle escuchar.

Seis siglos después de Cristo, un pensador cristiano,
san Isaac Nínive, repetía las palabras
«Dios es amor», de san Juan y concluía:
«Dios sólo puede dar su amor» (1ª Jn 4,8).
Dios no puede contemplar el sufrimiento humano
con actitud pasiva: sufre con el inocente
que es víctima de la prueba incomprensible,
sufre con cada uno de nosotros.
Existe el dolor de Dios, el sufrimiento de Cristo.
En el evangelio, Cristo se hace solidario con el que suln
llora la muerte de aquél que ama (Jn 11,32-36).
 


¿Es cierto que Jesús ha venido a la tierra para que todo ser se sepa amado? Nuestro corazón debe ser capaz de sorprenderse de ese amor de Cristo.
      

Hermano Rogcr deTaicé.
 Dios sólo puede amar. PPC

      Esta mañana, al abrir mi ordenador, advertía que Google lucía  el lazo negro de la solidaridad con  las víctimas del descarrilamiento del tren en  Santiago de Compostela, y aquello me invitaba, de igual modo, a expresar mi condolencia y cercanía con las familias de los fallecidos, de los heridos que han de cargar el resto de sus vidas con las minusvalías que se hayan generado; con los que, aun recuperándose, padecen dolor; por cuantos en fin, de una u otra forma, experimentan la tristeza  por el sufrimiento del otro
     El propio Jesús llora ante la tumba de su amigo Pero no se queda en el dolor y actúa llamando a Lázaro a la vida 
     El acontecimiento ha de invitarnos a ESCUCHAR, teniendo en cuenta que el hecho sucede en Santiago de Compostela, en vísperas de la festividad de su patrono y el caracter de tragedia de lo ocurrido Pensé que nuestra solidaridad no puede quedar en el lamento; que la sangre de los han sufrido este accidente no puede quedar baldía y ha de ayudarnos a crecer en humanidad, a  hacer emerger de nosotros todo lo bueno que Dios ha puesto  adentro. Creo que este compromiso es nuestro mejor gesto para que aquello no quede sólo en sentimientos que el tiempo alivia y olvida La muerte no puede ganar la batalla a la VIDA  El dolor y el sufrimiento del otro tiene que interpelarnos en lo profundo y promover el cambio personal que contribuye  a la paz y armonía de todos
     La cruz es signo del dolor, del sufrimiento que los humanos podemos hacer padecer al otro; pero también tenemos que verla como el púlpito desde donde se ha proclamado  el AMOR  MAS GRANDE, y dejarnos empapar el corazón del regalo que nos ofrece  La cruz tiene que ser para el cristiano la llamada a superar todas nuestras dificultades, tropiezos, guerras, odios, apatías, egoísmos, insolidaridad. La cruz desde la perspectiva cristiana, viene a ser el signo no de muerte, sino de esperanza, del triunfo de la vida sobre la muerte

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