miércoles, 24 de julio de 2013

ORACION II



+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo




                       EN UN SOLO BARCO

Tú nos has lanzado al mar de la vida, en un solo barco.
Un barco para todos: hombres y mujeres,
negros y blancos, sanos y enfermos, ateos y creyentes;
un barco que Tú conduces hacia el puerto -con mano firme-
en horas de bonanza y en tiempo de tempestad.

Cuida Señor, a cada uno de los que navegamos mar a dentro.
¿Cómo íbamos a encontrar la paz si un hermano nuestro,
un solo hermano, se hundiera ante nosotros
y desapareciera para siempre de nuestra vista?
¿Quién podría llenar su hueco en nuestro corazón?

Haz, Señor, que, a pesar de nuestras inseguridades,
de nuestras vacilaciones, de nuestros miedos,
nos arriesguemos a dar la mano
a la gente de la mar, a sus familias
y a cuantos  necesiten nuestra ayuda,
para que agarrados a Ti,
logremos desembarcar un día, todos juntos,
en el único puerto: el corazón del Padre. Amén.

Hch 27, 27-38 Y llegada la decimocuarta noche, mientras éramos llevados a la deriva en el mar Adriático, a eso de la medianoche los marineros presentían que se estaban acercando a tierra. 28 Echaron la sonda y hallaron que había veinte brazas; pasando un poco más adelante volvieron a echar la sonda y hallaron quince brazas de profundidad. 29 Y temiendo que en algún lugar fuéramos a dar contra los escollos, echaron cuatro anclas por la popa y ansiaban que amaneciera. 30 Como los marineros trataban de escapar de la nave y habían bajado el esquife al mar, bajo pretexto de que se proponían echar las anclas desde la proa, 31 Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros. 32 Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y dejaron que se perdiera. 33 Y hasta que estaba a punto de amanecer, Pablo exhortaba a todos a que tomaran alimento, diciendo: Hace ya catorce días que, velando continuamente, estáis en ayunas, sin tomar ningún alimento. 34 Por eso os aconsejo que toméis alimento, porque esto es necesario para vuestra supervivencia; pues ni un solo cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. 35 Habiendo dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios en presencia de todos; y partiéndolo, comenzó a comer. 36 Entonces todos, teniendo ya buen ánimo, tomaron también alimento. 37 En total éramos en la nave doscientas setenta y seis personas. 38 Una vez saciados, aligeraron la nave arrojando el trigo al mar

ORACION
       Señor Jesucristo, de la oscuridad de la muerte  hiciste surgir la luz. En el abismo de la soledad más profunda habita, de ahora en adelante para siempre, la protección poderosa de tu amor; desde el rincón oscuro ya podemos cantar el  aleluya de los que se salvan.
    Concédenos la humilde simplicidad de la fe que no se desvanece cuando nos acosan las horas de oscuridad y abandono, cuando todo se torna  problemático.
    Que tu luz Señor, sea el faro  que guíe al marino al puerto de tu corazón




Padre nuestro …
Gloria al Padre …
Maria Estrella de los mares, ruega por nosotros



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